LUCES Y SOMBRAS DE UN SEMESTRE CON MUCHOS CONDIMENTOS
Finalizó la primera mitad de año y con ello los primeros movimientos de nuevos grupos al frente de Racing en distintas áreas.
Hacia fines del 2020 Racing se encontraba a punto de disputar los octavos de final de la Copa Libertadores, instancia en la que enfrentaría a Flamengo, y con las elecciones a la vuelta de la esquina. Faltaba apenas 48 horas para la ida en Avellaneda, cuando un domingo a la mañana el entonces Secretario Técnico del club Diego Milito, se levantó con ganas de hablarle a los hinchas….En lo personal, no me pareció tan espontáneo. Lo cierto es que en un video grabado y subido a su cuenta personal en redes sociales, comunicaba su alejamiento de Racing una vez finalizado el período hasta entonces vigente de la Comisión elegida en 2017. Resumiendo, a dos días del partido de ida ante el elenco Carioca, avisaba que no seguiría una vez terminado el ciclo oficialista, y que Racing estaba por encima de los nombres. Pregunta, si era así, ¿Por qué no esperar a que se desarrolle la serie? O en su defecto, estirarlo lo más que se pueda para evitar cualquier tipo de ebullición en momentos tan complejos desde lo emocional como lo es un duelo de eliminación de la Copa Libertadores. Lo cierto es que después de sendos empates 1-1 tanto en Avellaneda, donde Racing fue superior, y en Río de Janeiro, donde esta vez el local jugó mucho mejor que su rival (la suerte no solamente acompañó a Pizzi, claro está), pero la figura gigante (cuando no) de Gabriel Arias durante los 90 minutos y atajando un penal en la serie definitiva, depositó a la Academia en los cuartos de final, instancia a la que no se accedía desde 2015 cuando el Racing de Diego Cocca quedó eliminado ante Guaraní.
En cuartos de final Racing jugó un gran partido de ida y venció 1-0 a Boca con gol de Lorenzo Melgarejo, pero para la revancha en la Bombonera la actuación del elenco de Sebastián Beccacece, quien a partir del anuncio de Milito tenía la intención de dar un paso al costado una vez que se terminara la actuación de Racing en el certamen continental, fue realmente deslucida y cayó sin ofrecer la rebeldía mínimamente pretendida por los hinchas por 2-0, lo que significó la despedida de la competencia. Entre partido y partido, la Comisión Directiva con Víctor Blanco a la cabeza fue reelegida con más del 70% de los votos, otorgándole desde la masa societaria un gran apoyo al oficialismo a pesar del desprendimiento de Milito.Posterior a la eliminación, llegó la conferencia de prensa de Beccacece confirmando lo que se sabía, y en pocos días la Academia se quedó sin Secretario técnico (una enorme baja si se tiene en cuenta lo que Diego representa y representará en el club), y sin entrenador. Como si esto fuera poco, durante el receso el emblema del plantel, Lisandro López, comunicó su alejamiento del club, para continuar en ese entonces su carrera en EEUU. El panorama en aquel presente era MUY preocupante (no hay un error en las mayúsculas de muy), ya que Racing dejaba de contar con dos emblemas (Milito y Licha), estaba sin entrenador, y la Comisión Directiva estaba en la mira de muchos hinchas (más allá de la reelección, pero está más que claro que en el momento del sufragio el socio hizo hincapié en el liderazgo y administración de Blanco, ya que sin su presencia otra pudo ser la historia en diciembre) por no haber retenido principalmente a Diego Milito en su cargo.
Así en esas condiciones, había que empezar a armar el Racing 2021, porque la historia continuaba y el calendario no perdona, en una economía afectada por la pandemia y con un futuro incierto en cuanto a la continuidad de las actividades. Como primera medida resonante se decidió optar por el Mago Rubén Capria como el nuevo Secretario Técnico del club, reemplazando a Milito (tamaña responsabilidad). Capria había sido entrevistado por este medio poco más de una año atrás a su designación en el cargo, charla en la que se había hablado mucho de fútbol propiamente dicho, y el Mago manifestó en esa ocasión una preferencia por el juego vistoso, ofensivo, había dicho que el doble cinco era un invento, y que el Chelo Díaz estaba entre los mejores diez mediocentros (así lo definió él mismo) del mundo entre otras cosas. Seguramente cuando fue jugador, en lo personal demostró tener mucho talento, una gran técnica, y en lo personal se desarrolló en tiempos en los que jugadores de sus características tenían más tiempo y espacio para decidir, pero los tiempos cambian…
Habiendo escuchado esas declaraciones, cualquier persona podía imaginarse un entrenador que estuviese acorde a esos ideales, más allá que uno los comparta o no (claramente no son los míos en la actualidad), pero de manera casi repentina, apareció el nombre de Juan Antonio Pizzi, quien venía de dar un paso no muy bueno por San Lorenzo, club al que había sacado campeón en 2013, también conquistó un título con la Universidad Católica de Chile en 2010, y fue campeón de la Copa América de 2016 al mando de la Selección de Chile cuando derrotó en la final a Argentina. Más allá de estos logros, no parecía ser el ex delantero de Rosario Central quien cumplía con los requerimientos del Mago, pero fue el elegido y debía afrontar el semestre con este contexto complejo, y el papel del entrenador es el más difícil, porque siempre y en cualquier parte del mundo, es quien carga con todas las críticas cuando el barco deportivo navega a la deriva.
A la hora de los bifes, era Racing quien los recibía, y uno tras otro. A todos los problemas antes mencionado, fíjense que no son pocos, a Pizzi se le sumó el de algunos jugadores que peleaban por mejoras contractuales, lo que con la pelota rodando parecía una pesadilla. En cuanto a resultados, hubo un comienzo de Copa de la Liga bastante flojo, el arranque de Copa Libertadores fue un poco (sólo un poco) mejor, se accedió con sufrimiento a octavos de final de la Copa Argentina (no se llegaba desde 2015 cuando la Academia cayó en semifinales ante Rosario Central), pero el epicentro de este terremoto fue la durísima derrota ante River 5-0 en Santiago del Estero por la Supercopa Argentina. Luego de esa noche nefasta, el entrenador expresó que le hubiese gustado una manifestación de apoyo dirigencial que lo ratificara en el cargo para seguir peleando.
Era muy difícil analizar la actuación de Pizzi en su cargo con todos estos elementos en pugna, y dentro de la cancha no se visualizaba la entrega y la actitud que se espera, pero el punto de inflexión llegó luego del 2 de mayo, cuando en el mismo escenario en el que Racing fue vapuleado por River, Central Córdoba puso en jaque el avance a cuartos de final de la Copa de la Liga ganándole 1-0. En este triple frente, el panorama era el siguiente: Por Copa Argentina ya no se jugaba hasta después del receso (por ende, objetivo cumplido), en la Copa Libertadores a Racing lo aguardaban cuatro partidos complejos que definían su situación, y además en el copa local debía ganarle a San Lorenzo por dos goles. Se venían días de muchísima presión (quizás me quedo corto con muchísima) y llegó la cereza del postre a la situación límite, dado que empezó a circular de manera potente la versión que la dirigencia de Racing tenía la decisión tomada, y que luego del partido en Avellaneda ante San Pablo el Turco Mohamed reemplazaría a Juan Antonio sin importar el resultado. Si antes el cuadro parecía complejo, veamos ahora: Se definían dos competencias, sin el apoyo dirigencial esperado, con rumores mediáticos adversos, un equipo que no respondía en el campo de juego y la impaciencia lógica de la gente que veía como se hundía el barco.
También se habló mucho de una charla dura entre jugadores y entrenador, en las que seguramente se logró enderezar la nave, ya que a partir de esa instancia, el entrenador pateó el tablero en cuanto a las formaciones, realizó modificaciones y además el equipo realmente hizo un click, y si bien siguió (y por lejos) sin parecerse a un equipo de buen pie como había manifestado en este medio el Mago en cuanto a sus preferencias, los resultados y la entrega comenzaron a llegar de manera inmediata lo que catapultó a Racing a la cima del grupo E de la Copa Libertadores, donde además fue el tercer mejor equipo en la tabla general, avanzó hasta la final de la Copa de la Liga hasta la caída ante Colón, en una seguidilla de siete partidos sin recibir goles mostrando un temple que sorprendió a propios y extraños, y nadie va a negar esa cuota de suerte en momentos puntuales, que hacen falta hasta cuando se juega bien (acuérdense del Virrey de Liniers si no me creen, sus equipos jugaban bien, pero también la suerte iba de la mano), lo que sucede es quelos resultados son demasiados para hablar solamente de suerte.
Más allá de esto, uno que piensa en lo mejor para Racing, y sabe que para estar en los primeros planos (sobre todo internacionales) de manera permanente no alcanza, y que se deberá mejorar y mucho en el semestre que viene. Lo que también hay que saber, es que el 2021 arrancó de una manera poco saludable, y que con el auto en marcha se hizo lo que se pudo, quizás ahora sí es tiempo de exigirle más tanto al equipo como al entrenador en cuanto a calidad de juego, pero para eso debemos tirar en la misma dirección todos y todas, futbolistas, cuerpo técnico, dirigencia e hinchas.
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