" ME GUSTARÍA TRABAJAR EN RACING"

Claudio Marini, ex jugador de la Academia en la década del ’90, habló en exclusiva con La Número Uno y expresó su deseo de formar parte de la institución trabajando en las juveniles del club: “Racing hoy es un club modelo en todos los aspectos”, aseguró.

Llegó a Racing a los diez años de edad, club con el que se siente totalmente identificado, cuando su actual trabajo de entrenador se lo permite concurre al Cilindro a alentar al equipo de sus amores, además que sus hijos heredaron también el sentimiento académico como corresponde. Dejó la profesión de futbolista allá por el año 2006 para trabajar como director técnico, pasó por clubes como la CAI de Comodoro Rivadavia, Ferro, dos ciclos en Boca Unidos, integró el cuerpo técnico de Alfredo Grelak cuando estuvo en Quilmes como ejemplos.

Hoy vive en Avellaneda, afectado lógicamente por la cuarentena que intenta contrarrestar los efectos de la pandemia. “Estoy un poquito embolado, aburrido, pero viendo que es lo mejor para prevenir. Entendiendo también que hay gente con dificultades, pasándola mal”, comentó para después agregar: “Mirando muchos videos de fútbol, algunas series, pero en realidad haciendo poco”.

Como se dijo líneas arriba, llegó muy temprano al club: “Yo jugaba en Sudámerica, en Villa Domínico, donde estaba Horacio Romano y en esos momentos Jesús Martínez. Las categorías hacían amistosos contra Independiente y Racing, a mí me tocó jugar contra Independiente, jugué bien, ganamos, y nos quedamos seis o siete, en ese momento yo tenía diez años, discutí con Mura no sé por qué, le dije a mi papá que no iba a ir más, volví al club donde jugaba todos los días, y Jesús Martínez nos dijo que teníamos que ir a probarnos a Racing. Así que a los diez años llegué a Racing, ahí arrancó mi cariño con el club. Yo jugaba de ocho, de hecho debuté con Chabay en esa posición, hasta que Perfumo (a partir de la problemática que tuvo Perico Pérez con el tema contractual) me empezó a poner de volante central, y empecé a jugar con mayor continuidad”.

En cuanto a que compañeros tuvo en su camino a la Primera del club, comentó: “Tuve la suerte de estar en una camada muy importante. Ventoso, Pellejero, Carranza, Fleita, Bustos. En la ’71 estaba Nacho González, el Cabezón Allegue, el Tano Distéfano, llegamos muchos de esa camada a Primera”.

Hasta que un día, llegó el ansiado debut en Primera División: “Yo tenía 18 años, y tuve la suerte de haber jugado bien en Reserva para que me asciendan a Primera. Debuté contra Gimnasia en La Plata, me acuerdo del viaje, fue un camino de muchos nervios, muchas cosas lindas. Lo que también ocurrió fue que cuando llegué estaba mi papá, y fue un llanto la bajada del micro, pero pasó rápido, tuve un buen debut, empatamos 0-0. Fue en la seguidilla de los empates”.

Asimismo, contó cuando fue que se afianzó como titular: “En el año ’91 cuando volví del Mundial Sub 20, empecé a jugar de titular con Perfumo. Para ganar ese torneo nos faltó la cuota de suerte que hay que tener en los momentos decisivos. Perdimos en La Boca, habíamos jugado muy bien más allá del resultado. Nos faltó en las áreas, eso lo terminamos pagando, y después se nos lesionó el Beto Carranza en un reducido y se hizo todo cuesta abajo. Teníamos un gran plantel, habíamos ganado muchos partidos”, recordó.

En el Mundial Sub 20 disputado en Portugal en 1991, tuvo como entrenador a Mostaza Merlo. “El Mundial fue algo hermoso. Nos tocaron países importantes, Portugal de Rui Costa, Figo, terminaron siendo campeones, fue una experiencia hermosa. Tenerlo a Mostaza de entrenador era lindo, para nosotros era Basile-Mostaza, si bien Mostaza viajó con nosotros, veíamos a los dos como entrenadores”.

Terminado el Apertura ’93, tuvo su primera salida de Racing: “Después del Apertura ’93, Babington hizo unas declaraciones en las que decía supuestamente que yo quedaba afuera del plantel, salió en Clarín, él dijo que no era así, pero terminamos saliendo del club Roa, Míguez y yo. A partir de esas cuatro últimas fechas, me fui a Huracán. Fueron desavenencias con el entrenador, de mi parte no hubo absolutamente nada”, remarcó y luego añadió: “Pudo haber sido algún tema de gustos del entrenador, lo único me queda el fastidio porque el entrenador nunca fue de frente conmigo. Fue un golpe duro, por la salida del club donde uno había estado. Me fui muy dolido porque no me lo merecía. Yo jugaba de volante central, y él me dijo si podía jugar de volante por derecha, le comenté que no era mi mejor posición, que me sentía mejor de volante central, me dijo que me quedara tranquilo que me bancaba, pero me bancó hasta que terminó el torneo”.

Pocos años después, tras haber estado en Huracán y con otra dirigencia al mando, el Cabezón regresó a la Academia: “Venía teniendo muy buenas actuaciones en Huracán, estaba más consolidado. Coco Basile me pidió, y así se gestó volver a Racing. Coco era un crack como entrenador, debe haber pocos jugadores que puedan hablar mal de él, la realidad es que siempre fue de frente, trabajaba mucho y tenía esas cosas importantes que hacían a un grupo y que lo hacía a uno sentirse ganador. Lástima que no pudimos ganar la Copa Libertadores del ’97, que hubiera sido la frutilla del postre para muchos”. Con respecto a esa Copa Libertadores del año 1997, donde el Racing de Basile dejó en el camino a River (campeón año ’96) en octavos y a Peñarol en cuartos, expresó: “Tuvimos la mala suerte que Bonnet hizo el gol faltando muy poquito acá para ponerse 3-2, y puso la eliminatoria mucho más cercana. Allá en Perú fueron superiores, no le encontramos la vuelta, no pudimos sostener el resultado, si bien sobre el final tuvimos posibilidades para forzar a los penales, una contra derivó en otro gol más”.

A la salida de Basile del club, la sucedió la vuelta de un viejo conocido para Marini, Carlos Babington. “Coco se fue un lunes, el miércoles llegó Babington, y uno ya intuía más o menos el desenlace. Nicolás Diez y yo fuimos los sentenciados. Yo valoro lo que hizo en ese momento, me dijo que no me iba a tener en cuenta. Eso mismo tendría que haber hecho la primera vez. Era la crónica de una muerte anunciada je”.

Por otra parte, se refirió a las dos dirigencias con las que trató en sendos pasos por el club: “Juan (Destéfano) tiene un montón de cosas negativas pero conmigo se ha portado muy bien. Además tengo que valorar algo personal, ya que mi papá se había quedado sin laburo, se lo comenté a Juan y él me dio una solución muy rápida. Pero como dije antes, más allá que cometió muchos errores, conmigo tuvo la loable tarea de solucionar un problema personal. Y Osvaldo (Otero) con Lalín, los tuve poco, Lalín estaba más en el club, Otero poco”.

A su vez, habló sobre como llegó a la decisión de dejar su carrera como jugador de fútbol. “Había jugado un buen torneo en Argentinos Juniors, fui a Lanús, no me sentí cómodo, por un tema personal, y volví a Huracán. Jugué en el Nacional B, tuve la posibilidad de irme a Alemania con Mohamed para ver el Mundial de Alemania, no me fui porque justo perdimos esa Promoción con Argentinos Juniors, y justo pasó lo de Farid, el hijo del Turco. Mi hijo Nicolás era muy amigo de él, y nos cayó como un balde agua fría. A partir de eso hice un click, porque la realidad es que tuve la posibilidad de jugar en el interior, y a raíz de esa situación decidí que si no había un club de Buenos Aires no seguía jugando. Me pegó muy fuerte, además justo volvió Babington a Huracán y no iba a hacer uso de la prórroga de mi contrato, y todo eso desencadenó en el retiro”.

Como se mencionó al principio, Marini tiene el deseo en este momento de trabajar en el club con las Divisiones Juveniles, chance que alguna vez sonó como posibilidad. “Tuve una posibilidad, y no sé el por qué no se dio la chance. Desde el sentido de pertenencia que uno tiene, la forma de jugar, desde el conocimiento de todo lo que concierne al fútbol, desde el buen vínculo y la buena onda que tengo con Diego (Milito), con Gomis, con un montón de gente, la verdad no entiendo el por qué. No tuve esa posibilidad, ojalá que se dé pronto, porque la verdad que me encantaría estar en este Racing”, y agregó:“Hoy Racing es un club modelo en todos los aspectos. Han pasado equipos con nombres de mucha jerarquía, entrenadores con mucha jerarquía, pero el desorden económico e institucional que había en los ’90 era tan fuerte que no se podía llegar a los objetivos. Hoy el club con todas las bonanzas que tiene, a uno le gustaría estar para disfrutar de todo lo que hoy brinda Racing como institución. La verdad que ha pegado un salto cuantitativo y cualitativo muy grande”.

Claudio Marini sigue jugando para Racing hoy en día, dado que integra el equipo senior, y él mismo contó como se siente al hacerlo: “Me siento pesado y más lento jaja. Es el vicio que uno tiene, que trata de llevar a cabo. Nos vamos a reir un rato, a pelear un rato, pero a disfrutar un rato más que nada. A veces hacemos acciones solidarias, se disfruta mucho todo”.

También tuvo un párrafo para algunos de los volantes centrales del presente: “El Chelo Díaz tuvo en el torneo un nivel superlativo. A Mauricio Martínez lo enfrenté como entrenador y ya le veía algo distinto, y Nery tiene mucha experiencia. En mi equipo trataría que jueguen los tres”.

Para finalizar, expresó el significado de Racing en su vida: “Fui a los diez años, y hoy sigo jugando. Todos los adjetivos que puedo ponerle, me parece que son pocos, he disfrutado mucho al club, tengo mis dos hijos hinchas de Racing, sigo yendo a la cancha, a ver a Racing desde otro lugar, disfrutar el torneo de 2014. Hay una imagen en el gol de Centurión con Godoy Cruz donde los veo a mi hermano y a mi hijo festejando en la tribuna, todas situaciones de placer, más allá que no sé si voy a volver en algún momento al club, está dentro de mi corazón”.

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