"RACING FUE LA MEJOR ELECCIÓN DE MÍ CARRERA"

Sergio Pato Míguez habló en exclusiva con La Número Uno, y además de repasar su época como jugador, destacó el fanatismo propio y el de su familia por la Academia. “Mi padre, mis hijos y yo somos todos fanáticos”.

Hincha de Racing, marcador de punta izquierdo que llegó al club en el año 1989 luego de haber integrado en sus inicios el plantel del River ganador de la Copa Libertadores e Intercontinental de 1986, con características ofensivas (le gustaba proyectarse seguido), integrante de la primera generación de jugadores “rebeldes” en usar calzas debajo del pantalón, además de utilizar muñequeras (algo poco habitual en los jugadores de fútbol) y jugar con el pelo atado. Todas estas son características de quien logró meterse en el corazón de los hinchas académicos a base de entrega y sacrificio.

Míguez vive actualmente en San isidro, junto a su esposa y uno de sus dos hijos, dado que el otro ya formó nido aparte. Sus actividades laborales presentes están formadas por dos empleos. Por un lado se dedica a la protección de los derechos de sus ex colegas, ya que forma parte de la Comisión Directiva de Futbolistas Argentinos Agremiados, y por el otro administra un comercio de loterías: “Por ahora no podemos trabajar”, menciona con respecto a ésta última.

Como se dijo líneas arribas, sus comienzos fueron en el club de Nuñez: “Fue el sueño del pibe. Con siete años me llevaron a una prueba, quedé, y como todavía no tenía categoría, iba una o dos veces a la semana. Pasaron los años, se formó mi categoría, hasta llegar a la Primera. Tuve la suerte de ser uno de los pocos a los que le hicieron un contrato profesional, además de tener la suerte de debutar en una de las mejores épocas deportivas del club. Yo jugaba en el grupo que disputaba el torneo, porque después estaba el que jugaba la Copa Libertadores. Recuerdo a Sergio Goycochea, Norberto Alonso, Patricio Hernández, Oscar Ruggeri, Enzo Francéscoli, Claudio Caniggia, Pedro Troglio. Si bien el entrenador era el Bambino Veira, mi padrino futbolístico es el Nano Areán, su ayudante de campo, fue él quien me puso en Primera. Todas las inferiores las hice jugando como wing izquierdo, pero cuando llegué a Tercera, el Nano me agarró y me dijo: Adelante tuyo tenés a Nigro y a Spotorno en la misma posición, vos jugás bien, y pienso que lo vas a poder hacer bien de lateral izquierdo. En esa posición faltaban jugadores. Yo tenía 18 años, y con tal de jugar iba hasta de arquero”.

Buscando tener continuidad, emigró a préstamo en la temporada 87/88 a Instituto de Córdoba (en primera División en ese momento), y a Colón en la 88/89, donde jugó la recordada final frente a Unión por el ascenso a Primera en 1989. Tras su paso por el Sabalero, quedó con el pase en su poder, y a mediados del ’89, llegó por primera vez a Racing: “En Colón yo había jugado todo el año, jugué más de 50 partidos, mi primer entrenador en ese club fue Horacio Arguindeguy, quien era muy amigo de Pedro Marchetta. Fue él quien me recomendó con Pedro, y me llevó un representante, Eduardo Soca. Tenía muchas ofertas del ascenso y otra más de Primera, pero en mi familia somos todos hinchas de Racing, el corazón pudo más que otra cosa. Encima cuando llegué, Marchetta me decía que yo iba a ser el cuarto lateral, en ese momento había varios pero me la jugué, por el corazón, y gracias a Dios fue la mejor elección que hice en mi carrera”.

El arribo del Pato a la Academia, se dio en un segmento de renovación del plantel, en el que se desarticulaba la base del campeón de la Supercopa. “Cuando llegué ni pensé en la reestructuración que había, por mi cabeza pasaba que estaba cumpliendo el sueño de jugar en Racing, el equipo del que soy hincha, lo analicé diferente, no miré ni lo deportivo ni lo institucional, el corazón me guió hacia Racing”.

“Debuté en un partido contra Talleres en Avellaneda, yo fui al banco, me tocó entrar de volante por izquierda, hasta que se lesionó Carlos Olarán, y pasé a la defensa. A partir de ahí, tuve la suerte de mostrarle al técnico que podía estar, y jugué de titular los dos años que estuve en ese primer paso por el club”. En esa estadía de Sergio por el club, el Racing que disputó el Torneo Clausura 1991 comandado por el Mariscal Roberto Perfumo, estuvo cerca de ganar el certamen. “En ese torneo había muy buenos equipos, peleamos hasta faltando pocas fechas, fue un gran equipo ese de Perfumo. Tenía una forma de jugar en la que yo me sentía muy cómodo porque era atacar, y eso a mí me gustaba, lo llevaba en el alma. El partido decisivo contra Boca en la Bombonera no lo pude jugar porque estaba suspendido, lo vi junto a Rubén Paz en la platea, él estaba lesionado y tampoco jugó”.

Asimismo, se refirió a como era la relación del plantel con la dirigencia: “Era tirante, en la semana teníamos muchas charlas por temas salariales, muy diferente a lo que es hoy, donde me tengo que sacar el sombrero por el presente. Pero como en lo deportivo estábamos bien, el ánimo era otro, entonces lo deportivo tapaba a lo económico”.

Luego de ese torneo, se jugó la Liguilla Pre Libertadores en la que Racing quedó eliminado por penales ante Boca en semifinales, y fue ahí cuando Míguez culminó su primer paso por la Academia. “Hubo un problemita con el cuerpo técnico. La serie contra Boca se definió por penales, a mí me tocó errar. En la semana se practicaron penales, yo no estaba practicando porque no estaba entre los que iban a patear, pero sabía que si se extendía la serie podía llegar a patear. Estábamos en Obras Sanitarias, mientras yo miraba como mis compañeros practicaban penales, y cerca de mí estaba el ayudante de Perfumo. En un momento si mal no recuerdo fue Néstor (Fabbri) quien le dijo al ayudante de campo: ¡¿El Pato no practica!?”, y él en chiste, eso lo entiendo recién ahora, le contestó: ¡¡Nooo, ese no puede patear ni ladrillos!!. En ese momento me sentí muy mal, y al rato se acerca y me dice que me ponga a practicar. Yo le dije que se quedara tranquilo, que si el domingo me tocaba, hacía el gol, lo buscaba y nos abrazábamos juntos. Cuando llegó el momento del penal me tocó errarlo, lo busqué y le bajé un Rosario, lo que desembocó en mi salida, sumado a que Racing no hizo uso de la opción de compra”.

Su próximo destino fue Mandiyú de Corrientes. “Nunca me voy a olvidar la primera vez que volví a la cancha de Racing, yo jugaba en Mandiyú. Cuando llegué a mi casa mi mamá me dijo que mi viejo se había llorado todo en la tribuna, se me pone la piel de gallina de solo recordarlo. Era muy raro para mí. Me tocó marcar al Turco (García) ese día. Yo tenía muy buena relación con él. Como me conocía, sabía que no me gustaba que me tiren del pelo, o que me hagan algo en el pelo, en un momento antes de arrancar en una jugada agarra y me tira del pelo, me sacó la colita para atarme, ¡el fastidio que me agarré!, lo quería pelear en la cancha, y él se me reía jaja, hasta el día de hoy que nos acordamos” recordó el Pato y añadió: “En Mandiyú hicimos buenas campañas, siempre en los puestos de arriba estábamos. Eduardo Seferián fue el mejor presidente que tuve en mi carrera, no era compatible con las épocas que se vivían, se portó como un señor, era un ejemplo de institución”.

Ya para mediados de 1993, Míguez regresó al club, e inmediatamente, en el Torneo Apertura de esa temporada, Racing peleó otra vez el certamen: “En el Apertura ’93, nos perjudicó el corte del campeonato en diciembre. Teníamos un buen nivel, buen ritmo de juego, estábamos ilusionados, y ese parate es como que nos puso a la par de todos. El equipo sintió ese corte. Otra cosa que jugó en contra fue el conflicto de Adrián De Vicente, que no jugó la definición, Adrián era un jugador fundamental para nosotros. Él fue vecino mío y compañero en River, nos conocíamos hacía mucho tiempo. Era un ser espectacular”. Además recordó: “Nunca me voy a olvidar de ese campeonato, la caravana de gente a Rosario cuando jugamos contra Newells, iba el micro y al costado, adelante, atrás todos coches con banderas de Racing, sacando el cuerpo por la ventana, fue algo hermoso. Además en ambos períodos me acuerdo las picadas que hacíamos en lo de Tita, eran momentos muy lindos que pasábamos todos juntos”.

Después de otro año en la Academia, Míguez se fue a jugar a Platense, donde lo tuvo de compañero a Eduardo Chacho Coudet: “El Chacho era un bebé, un nene, su única preocupación era si Passarella le hacía cortar el pelo. Era muy jovencito, pero ya se veía el potencial que tenía. Era un pibe muy sano y educado”.

Tras un paso por San Martín de Tucumán, en 1997 el Pato emigró al fútbol de los EEUU, al Columbus Crew más precisamente, el que fue su último club de su carrera : “Me hubiera quedado toda la vida. Fue una gran experiencia, un salto de calidad enorme en cuanto a comodidades para el jugador”, aseguró sin dudar.

El oficio de jugador de fútbol se siguió extendiendo en la familia Míguez, dado que sus hijos practican de manera profesional este deporte. Matías, quien se desempeña actualmente en Tristán Suárez, juega en la misma posición que su padre, pero con otras características: “En realidad es un stopper por izquierda, que puede jugar de lateral, es más, debutó como lateral izquierdo”, aseguró el padre. Su hermano menor, Lucas, debutó en la Primera de Gimnasia de La Plata por la Copa Argentina y luego antes de la cuarentena lo hizo en el torneo doméstico: “Tiene su camiseta del debut firmada por Diego (Maradona). Él es lateral derecho natural, es más parecido a mi forma de jugar”.

“A mis ex compañeros de Racing los veo mucho cuando voy a la cancha, mis hijos son los dos de Racing, y cuando eran chicos me pedían ir siempre a la cancha. Ahora que estoy más grande, y viviendo en zona norte me cuesta ir más solo, a veces vamos con Néstor (Fabbri), tenemos con él una relación de concuñados, él está casado con la hermana de mi señora,¡¡Mirá si Racing no me marcó la vida!! jaja. Racing es una pasión que adquirí desde chiquito, me lo enseñó mi papá, que gracias a Dios lo tengo vivo, es un orgullo, pude jugar en el equipo que soy hincha. Racing es alegría, es levantarme cualquier día y mirarlo, o voy a la cancha o lo veo por tele pero nunca me lo pierdo, es un orgullo haber sido parte de su historia más allá de no haber podido salir campeón como jugador, pero disfruté mucho como hincha los campeonatos ganados en los últimos años”, concluyó Míguez.

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